Aunque los sistemas de derechos humanos no solucionan todos los problemas relacionados con la objeción de conciencia al servicio militar, pueden ayudar en determinadas situaciones. Sin embargo, es importante ser realista y no esperar que los derechos humanos -y los sistemas internacionales de derechos humanos- vayan a solucionar los problemas sociales y políticos de la guerra y el militarismo.
Hay muchas motivaciones para la objeción de conciencia al servicio militar. La mayoría de los objetores de conciencia luchan por una sociedad sin guerra ni militarismo. La inmensa mayoría de los objetores de conciencia no sólo quieren ser eximidos del servicio militar, sino que también ven su objeción de conciencia en el contexto de una lucha social y política contra la guerra y el militarismo, y por una sociedad más justa y pacífica. El uso de los sistemas de derechos humanos no puede sustituir nunca esta necesaria lucha, pero puede añadir una dimensión nueva, puede ayudar a proteger a los objetores al servicio militar, y puede contribuir al reconocimiento legal del derecho de objeción de conciencia al servicio militar.
Cuando se utilizan los sistemas de derechos humanos, es importante ser consciente de sus limitaciones, de lo que pueden conseguir y lo que no. Teniendo esto en cuenta, los sistemas internacionales y regionales de derechos humanos pueden ser una herramienta importante para los objetores de conciencia al servicio militar y sus movimientos, y las ONG que les apoyan.
Los distintos sistemas internacionales y regionales de derechos humanos tienen un papel en la supervisión de las prácticas de los Estados en materia de derechos humanos, incluido el derecho de objeción de conciencia. Este papel puede ser beneficioso para las campañas de presión a los gobiernos y autoridades nacionales, y para la argumentación de casos en los tribunales nacionales, llegando hasta el tribunal constitucional o supremo de cada país.
Esta guía describe cómo se pueden utilizar los diferentes sistemas de derechos humanos y qué sistema puede ser el más prometedor en cada caso, cuando el derecho de objeción de conciencia no ha sido reconocido o no ha sido implementado de manera imparcial.
Aunque el derecho de objeción de conciencia no se menciona explícitamente en ninguno de los tratados clave sobre derechos humanos (con excepción de la Carta Europea de Derechos Fundamentales), globalmente (Naciones Unidas) o regionalmente, ha sido reconocido a menudo como un derecho.
El sistema de las Naciones Unidas ha reconocido la objeción de conciencia como parte inherente del derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión, y las diferentes partes del sistema de Naciones Unidas -sobre todo el Consejo de Derechos Humanos, que amplia el trabajo de la antigua Comisión de Derechos Humanos, y el Comité de Derechos Humanos mediante sus Observaciones Finales y Sumarios sobre casos particulares - han desarrollado un conjunto de estándares en relación al derecho de objeción de conciencia al servicio militar que pueden ser utilizados para presionar a las autoridades nacionales y argumentar en los tribunales nacionales.
Especialmente el Consejo de Europa asumió bastante pronto el derecho de objeción de conciencia -mucho antes que los otros sistemas- con su Recomendación 478 (1967) del 26 de enero de 1967. Sin embargo, al final se quedó atrás respecto al sistema de la ONU, y no fue hasta 2011 cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos reconoció el derecho a la objeción de conciencia como una manifestación de la libertad de pensamiento, conciencia y religión.
El sistema de derechos humanos interamericano está en la actualidad menos avanzado. Aunque la Convención Americana de Derechos Humanos también reconoce el derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos no ha reconocido explícitamente todavía el derecho de objeción de conciencia como algo protegido por esta resolución. De hecho, la jurisprudencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha sido decepcionante hasta el momento.
Los distintos sistemas africanos de derechos humanos -ya sea la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos o el Tribunal de Justicia de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental, o cualquier otra- no han tratado hasta el momento la cuestión de la objeción de conciencia al servicio militar. Aunque el artículo 8 de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos protege también el derecho a la libertad de conciencia –y análogamente a las resoluciones similares en el Pacto Internacional, la Convención Europea, o la Convención Americana, debería por tanto incluir también el derecho de objeción de conciencia al servicio militar- esto no ha sido comprobado hasta ahora.
Aunque los distintos sistemas de derechos humanos son formalmente independientes, a pesar de ello se relacionan mutuamente. Los avances en un sistema -por ejemplo, el sistema de la ONU- pueden usarse para avanzar en otro sistema, y esto es importante cuando se trata de elegir qué mecanismo utilizar. Cada uno de los muchos mecanismos tiene sus ventajas y sus inconvenientes, y puede ser más o menos avanzado en el tema en cuestión, y esto puede hacer más complicada la elección del mecanismo. Esperamos que esta guía ayudará a hacer más fácil la elección dando un amplio repaso general.
Para acabar, unas palabras de advertencia: aunque muchos mecanismos de derechos humanos pueden ser judiciales o cuasi judiciales -otros son claramente políticos, como el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas- no actúan necesariamente en un vacío político. Contar con los argumentos legales “correctos” puede no ser siempre suficiente para ganar el caso, sobre todo cuando se trata de contrarrestar la jurisprudencia existente, estableciendo un nuevo precedente o desarrollando nuevos estándares de derechos humanos. Por ello es importante “jugar” inteligentemente con los distintos sistemas de derechos humanos, y ponerse en contacto con las organizaciones enumeradas aqui y aqui si queremos comprometernos en cambiar la jurisprudencia o establecer estándares. El método de prueba y error puede ser buena táctica en muchas áreas de la vida cotidiana, pero no cuando se trata de derechos humanos, ya que la jurisprudencia negativa puede hacer que los progresos sean más difíciles para otros en las décadas siguientes.
Para terminar, aunque los diferentes mecanismos de derechos humanos presentados en esta guía no traerán un mundo desmilitarizado -esto está mucho más allá de su misión- pueden hacer que las vidas de los objetores de conciencia sean más seguras y tranquilas, y esto es un objetivo que merece la pena por sí solo. Y esto puede liberar energía y recursos para la lucha social y política contra la guerra y el militarismo, y por un mundo más justo y pacífico.